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Opinion

Los merengueros con la misma «cantaleta» de siempre

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Aramis Camilo dice que regresa a dar la cara por el merengue ¡no me digas!

Los merengueros tienen a uno ¡jarto! con la discusión de que si el merengue tiene o no popularidad y vigencia. A cada rato un seminario para hablar de «la crisis del merengue», que no termina en nada. Unos que siguen diciendo que el merengue está bien y otros que dicen que no está bien.

Siempre el mismo cliché de que lo que le falta al merengue es «relevo», o que el problema es de «difusión». Y para resolver el «problema» hay quienes piden que el gobierno les regale una emisora de radio de las de CERTV para ellos colocar sólo merengue.

Ja, ja, ja. No me hagan reír que tengo el bembe partido.

Lo mismo de siempre, ¡pero con yuca!…. Lo curioso es que cada vez que un merenguero ochentoso, quedado, quiere «volver con su orquesta», lo primero que dice es que con él «volvió el merengue».

O como Aramis Camilo, que regresa para «dar la cara por el merengue». Y el Burro Sabanero quiere saber, si dicen que con ellos «volvió el merengue», ¿era porque no estaba?

Y si Aramis Camilo regresa a «dar la cara por el merengue», ¿es porque los que están ahora no están dando la cara sino la espalda o las nalgas por el merengue?

JOSEPH CÁCERES/Merengala

Opinion

El salario miserable de los empleados judiciales: una injusticia dentro del sistema

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Uno de los aspectos menos discutidos pero profundamente preocupantes del Poder Judicial dominicano es la precariedad salarial de sus empleados.

Jueces, abogados ayudantes, Secretarios, oficinistas, archivistas, entre otros, enfrentan condiciones económicas que no solo afectan su calidad de vida, sino que también comprometen la integridad y eficiencia del sistema judicial.

En la actualidad, muchos servidores judiciales reciben sueldos que no se corresponden con la responsabilidad y carga laboral que enfrentan.

Por ejemplo, una Secretaria Titular de 1ra Instancia, en la actualidad gana un salario que apenas supera el salario mínimo, mientras que los Jueces de esa misma jerarquía perciben ingresos que, aunque mayores, resultan insuficientes frente al costo de vida y las exigencias de su labor.

Esta situación no solo es injusta, sino que también abre la puerta a prácticas corruptas.

La precariedad económica puede convertirse en un incentivo para aceptar sobornos o participar en actos no éticos, especialmente en un entorno donde las tentaciones son constantes y las oportunidades de mejora salarial son limitadas.

El salario miserable de los empleados judiciales afecta directamente la calidad del servicio que se ofrece a los ciudadanos.

La falta de motivación, el estrés financiero y la rotación constante del personal generan un sistema judicial ineficiente y lento.

Además, los bajos salarios dificultan la atracción y retención de talento cualificado, lo que agrava aún más los problemas estructurales del sistema.

Cuando se compara el salario de los empleados judiciales dominicanos con el de sus homólogos en otros países de la región, las cifras son alarmantes.

En países como Costa Rica o Panamá, los jueces y empleados judiciales reciben remuneraciones significativamente más altas, lo que refleja un mayor compromiso con la profesionalización y dignificación de la labor judicial.

Es urgente que su presidente Henry Molina y las autoridades que lo componen, prioricen la dignificación salarial de los empleados del Poder Judicial. .

Esto no solo implica aumentar los sueldos, sino también garantizar condiciones laborales justas.

Un poder judicial fuerte y eficiente comienza con empleados bien remunerados y motivados.

La justicia no puede ser garantizada por un sistema donde quienes la administran luchan diariamente por cubrir sus necesidades básicas.

Si se aspira a un sistema judicial independiente y confiable, es imprescindible comenzar por valorar a quienes lo sostienen desde dentro.

La autora es abogada en Infante & Rincón Legal Consulting
Bella Terra Mall, Suite B-007,
Santiago. Rep. Dom.
Tel: 809-724-6571

Instagram/InfanteRinconLegalConsulting

 

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Opinion

Abogado Cándido Simó: Elizabeth Silverio, presa por fea, negra y pelo malo

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POR CÁNDIDO SIMÓ.-El arresto y la parafernalia contra la señora Elizabeth Silverio por supuesta usurpación de la profesión de sicología terapéutica, solo se explica por ser fea, negra y pelo malo, dos de cuyas cualidades también me adornan.

2. Ella ha tratado de explicar a voz en cuello ante oídos sordos que no es sicóloga ni la ejerce, sino una empresaria que emplea profesionales de la conducta quienes son los que aplican el novedoso método de tratamiento terapéutico descubierto por ella para niños y niñas especiales.

3. En el caso de la apresurada investigación resultare que ella ejercía la sicología terapéutica ilegal, la pena aplicable es de seis días a dos años de prisión correccional y una multa de hasta diez salarios mínimos del sector público que en promedio asciendo a la suma de apenas 136,850 pesos, por violación del artículo 32 de la ley 22-01 que crea el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI) regula el ejército de la sicología en el país.

4. La ley no le prohíbe a ella establecer esa empresa, como tampoco impide que un empresario sea el propietario de un centro médico sin ser profesional de la medicina, un corredor de carros sea propietario de una cadena de farmacias sin ser farmacéutico o un ingeniero sea el dueño de varios medios de comunicación sin ser locutor o periodista, siempre que en sus empresas laboren médicos, farmacéuticos o comunicadores de oficio o profesión.

7. Un jurista del foro penal que respete lo que hace y se precie como tal, debe orientar decantando las perspectivas que genera la emisión virtual de vistas en las páginas electrónicas aunque su opinión jurídica no sea simpática ni agrade a la corriente de opinión publicada.

8. Esto visto haría inferir que la señora podría estar siendo procesada para aplacar las pasiones que cada día alimenta el delito de odio, promovido, difundido y tolerado impunemente, por fea, negra y pelo malo.

9. Es nuestra la responsabilidad de corrernos el riesgo de no caer simpáticos por opinar distinto el común, por pensar diferente a lo popular, pero es la ley, la norma penal es como es, así no más.

Vía Elperiodico.com.do

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