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Jeff Pearlman: El peor Super Bowl de la historia

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(CNN) — El peor Super Bowl de la historia acaba de terminar, y estoy debatiendo si:

A. Irme a la cama.

B. Lanzar ladrillos a la pantalla de mi televisor.

C. Correr a YouTube para ver las repeticiones de “Diff’rent Strokes”.

D. Encontrar algún tipo de hipnotizador que, con suficiente tiempo de sesión o con cirugía simple, pueda erradicar para siempre de mi cerebro las últimas cuatro horas.

No estoy exagerando. El Super Bowl LIII no solo fue malo. Fue un ejercicio aburrido, inútil, sin suspenso, interminable, charlatán en todo lo que puede apestar sobre el fútbol profesional y el alboroto que lo rodea.

Si uno es fanático de los pases bloqueados y las carreras de 2 yardas por pura fuerza; del seguimiento majestuoso de la pierna de un pateador y el lanzamiento de un gol de campo que falla en su objetivo … bueno, mazel tov.

La NFL estará encantado de venderte una sudadera con capucha conmemorativa de manga corta de US$ 175.

O dicho de otra manera: mi madre y mi padre, ignorantes de deportes dignos del Salón de la Fama, pasaron la tarde tomando té en el patio de un vecino comiendo ciruelas secas y debatiendo sobre los méritos de la línea de lavavajillas de General Electric.

Los envidio.

En circunstancias normales, no estaría tan molesto. Sin embargo, el Super Bowl es lo mío. El primero que vi se llevó a cabo el 25 de enero de 1981. Yo era un niño de 8 años en Mahopac, Nueva York, y el enfrentamiento entre los Philadelphia Eagles y los Oakland Raiders prometía ser una de las mejores noches de mi vida .

Así que me puse la camiseta de Vince Ferragamo de los Rams que la abuela me había comprado para Janucá, me arrodillé ante nuestro Zenith de 13 pulgadas y me preparé para el explosivo milagro que es el fútbol profesional al más alto nivel.

En mi mano derecha, abrazaba un balón autografiado por John Riggins. En la izquierda, tenía una lista con todos los jugadores de ambos equipos.

Luego puse un fila un montón de Coca-Colas (No Pepsi, perdón, NFL) y me quedé absorto.

El juego era técnicamente deficiente: una explosión de los Raiders con un marcador de 27-10 en el que el mariscal de campo de los Eagles, Ron Jaworski, lanzaba una codorniz tras otra. Me encantó.

Los colores, las presentaciones de los jugadores. Me encantaron las luces brillantes del Louisiana Superdome, brillando en los cascos plateados de Oakland. Me encantaron los peinados afro y los bigotes y la pintura para los ojos y el hecho de que un Homo sapiens llamado “Petey” Perot (ofensivo de los Eagles) caminaba sobre la Tierra.

Estos no eran simples hombres. Eran los más grandes de los gladiadores, realizando un ballet atlético.

El Super Bowl — ese Super Bowl — me convirtió en fanático, y año tras año esperaba el juego y todos sus adornos. No todos los enfrentamientos fueron fantásticos, y no todas las actuaciones fueron legendarias.

Pero incluso cuando, por ejemplo, los Chicago Bears derrotaron a los New England Patriots 46-10 en el Super Bowl XX, hubo temas legítimos para discutir. ¿Walter Payton anotaría su touchdown? (No) ¿Estaba Jim McMahon clínicamente loco? (Algo así) ¿Fue la de los Bears la mejor defensa de todos los tiempos? (Sí)

Ahora, mientras me siento aquí llevando varios objetos afilados a mis globos oculares, reflexiono sobre todas las cosas que salieron terriblemente mal en el Super Bowl LIII. Claro, el 97% de los Estados Unidos está cansado de la perfección de Tom Brady y de la gruesa camiseta de Bill Belichick. Pero esto va más allá de la mera fatiga de una historia trillada.

No, esta es la falla de la NFL para abordar un castigo por interferencia de pase no emitido hace dos semanas, uno que casi seguramente hubiera resultado en que un muy superior equipo de Nueva Orleans (no los Rams) estuvieran en Atlanta.

Esta es la NFL tratando de convencernos (a través de anuncios con los discursos de Martin Luther King Jr.) de que todo el asunto de Colin Kaepernick nunca sucedió; que – ¡oye! – nos encanta cuando los negros hablan, siempre y cuando no afecte nuestra imagen o nuestras ganancias.

Esta es la NFL presentando el peor espectáculo de medio tiempo en la memoria moderna, en parte porque Adam Levine de Maroon 5 se sintió capacitado para (ugh) quitarse la camisaeta, y en parte porque muchos músicos dejaron claro por su ausencia que ya no apoyarían los esfuerzos de entretenimiento de la liga.

Esta es también la máquina publicitaria de la liga que regresa a casa para acostarse. En el pasado, la previa del Super Bowl era dos horas de análisis antes del juego.

Hoy en día, sin embargo, es un aluvión interminable de preguntas, comentarios, podcasts, tuits, espectáculos, más espectáculos, más espectáculos, más espectáculos.

Es una predicción tras otra; un analista tras otro, tras otro. ¿Quién ganará? ¿Cuál será el puntaje? ¿Está Tom Brady cerca del final? ¿Es Todd Gurley mejor que Freeman McNeil? ¿Será este un gran Super Bowl, un dos veces gran Super Bowl o el Super Bowl más grande desde el último gran Super Bowl?

En última instancia, lo que nos queda son dos equipos que juegan un partido.

Un partido que fue muy malo.

Nota de CNN: Jeff Pearlman es autor de “Football for a Buck: The Crazy Rise and Crazier Demise of the USFL“. También es el presentador del podcast Two Writers Slinging Yang.  Las opiniones expresadas en este comentario son las del autor. 

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Trigres del Licey retienen su corona y se convierten en bicampeones

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Los Tigres del Licey retuvieron su título de campeones al imponerse con pizarra de 3-2 a las Estrellas Orientales en el séptimo y decisivo partido del torneo de béisbol otoño-invernal 2023-24 celebrado este sábado en el estadio Tetelo Vargas de San Pedro de Macorís.

Es la corona número 24 para los ganadores que logran campeonatos seguidos por primera vez desde que alcanzaron tres seguidos en las temporadas 1982-83, 1983-84 y 1984-85.

Los Leones del Escogido habían sido los últimos en repetir en las estaciones de 2011-12 y 2012-13.

Un sencillo de Gustavo Núñez y dobles seguidos de Dawel Lugo y Ramón Hernández produjeron las tres vueltas de los Tigres en la primera parte de la tercera entrada.

Las Estrellas descontaron con una vuelta en la quinta entrada luego de un out por boleto a Webster Rivas, quien avanzó a segundo por sencillo de José Barrero, a tercera por elevado al central de Vidal Bruján y anotó por lanzamiento descontrolado del abridor del Licey Brooks Hall.

Marcaron otra en el séptimo acto frente a Cameron Gann cuando combinaron doble al prado izquierdo de Barrero y sencillo remolcador de Bruján al jardín central.

Hall inició el partido por los Tigres con labor de 4.2 entradas de cuatro hits, una carrera limpia, dos boletos y cinco ponches.

Fue seguido en el box por Carlos Vargas (5), Cameron Gann (6), Jonathan Aro (7), Jean Carlos Mejía (8) y Jairo Asencio (9).

Henry Sosa abrió por las Estrellas y en 2.1 innings permitió tres imparables, dos vueltas merecidas con una base por bolas y un ponchado. Completaron la labor Román Méndez (3), José José (3), Andy Otero (4) y Carlos Belén (9).

Vargas fue acreditado con la victoria, Sosa fue el derrotado y Asencio logró el partido salvado.

Por los Tigres, Gustavo Núñez, de 3-2 con anotada e impulsada, Fracisco Mejía, de 3-2 con un doble, Dawel Lugo, de 3-1 con doble, anotada y remolcada, Ramón Hernández, de 3-1 con doble y empujada, Yadiel Hernández, de 3-1.

Por las Estrellas, Vidal Bruján, de 4-2 con una empujada, José Barrero, de 3-2 con doble y anotada, Dairon Blanco, de 2-1, Yangervis Solarte, de 3-1.

Ahora los Tigres del Licey representarán al país en la Serie del Caribe que se celebrará en la ciudad de Miami del 1 al 9 de febrero con la participación de representantes de República Dominicana, México, Puerto Rico, Venezuela, Curazao, Nicaragua y Panamá.

FUENTE: LIstin Diario

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Adrián Beltré, el quinto dominicano exaltado al Salón de la Fama de Coopertown

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Adrián Beltré será el quinto dominicano con nicho en el Salón de la Fama de Coopertown.

La Asociación de Escritores de Béisbol de América (BWAA en inglés) anunció este martes que el nacido en Herrera consiguió el 95.1% de los votos, cuando el mínimo es el 75%.

Joe Mauer (79.7%) y Tood Helton (76.6%) también fueron elegido como parte de la clase de 2024.

La ceremonia de inducción de Beltré será el domingo 21 de julio. La votación de Beltré es la 18 más alta de la historia entre los 136 jugadores elegidos por la BWAA desde 1936, cuando tuvo lugar el primer ceremonial, reseña Diario Libre.

Juan Marichal fue el primer quisqueyano en ingresar en el templo del béisbol al recibir el 83.7% de los votos, en 1983. Pedro Martínez recibió el 91.1% en 2015, Vladimir Guerrero el 92.9% en 2018 y David Ortiz el 77.9% en 2022. Guerrero logró su ingreso en su segunda aparición en la boleta y Marichal en su tercera.

Con la elección de Beltré, la República Dominicana igualará a Puerto Rico en el segundo lugar de países con más jugadores de las Grandes Ligas tradicionales (MLB) en el Salón de la Fama de Cooperstown. Borinquen cuenta con Roberto Clemente (1973), Orlando Cepeda (1999), Roberto Alomar (2011), Iván Rodríguez (2017) y Edgar Martínez (2019).

La calidad y la consistencia fueron la clave del éxito de la carrera de Beltré, ya que logró su primera selección al Juego de Estrellas en su temporada 13 en MLB a los 31 años de edad y el primero de sus cinco premios de Guante de Oro llegó décima temporada a los 28 años de edad.

Los 3,166 del dominicano representarían la segunda mayor cantidad para un tercera base de Salón de la Fama, solo detrás de los 3,319 de Paul Molitor, mientras que sus 477 cuadrangulares, representarían la tercera mayor crifra entre los quince anteslalistas que entraron a Cooperstown, detrás de Mike Schdmidt (548) y Eddie Matthews (512).

En cuanto a reconocimientos, Beltré tuvo un historial impecable con cinco premios Guante de Oro, fue galardonado en dos ocasiones con el Guante de Platino, ganó cuatro veces el Bate de Plata y recibió cuatro selecciones al Juego de Estrellas de MLB. Además, obtuvo votos para el premio de Jugador Más Valioso en ocho temporadas, quedando finalista en dos oportunidades.

Beltré es el único tercera base en la historia con 3.000 hits y 400 jonrones en su carrera, así como ganador de cinco guantes de oro en la posición. Disputó 2.759 juegos en la antesala, segundo en la lista histórica por detrás del recientemente fallecido Brooks Robinson.

Es apenas uno de 12 peloteros en la historia que exceden los 3.000 imparables (3.165 en total) y los 400 jonrones (477 en total). Ahora, diez de ellos están en el Salón de la Fama. ¿Las excepciones? Alex Rodríguez y Rafael Palmeiro, jugadores que fueron suspendidos por sus vínculos con el uso de sustancias prohibidas.

De los 342 nombres que pertenecen a Cooperstown en estos momentos, 271 corresponden a exjugadores de Grandes Ligas y de ese selecto grupo, solamente 58 han logrado entrar en su primer año de elegibilidad. Solo 19 antesalista han logrado la distinción, la posición con menos miembros.

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