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Reportaje Huesped

Lo que contenían los kits licitados por Inaipi y que provocaron destitución de siete funcionarios

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Una denuncia sobre la adjudicación de un contrato a una empresa que no participó en la licitación, provocó este miércoles, después de una investigación oficial, la destitución de siete funcionarios del Instituto Nacional de Atención a la Primera Infancia (Inaipi) y la renuncia de su directora, Berlinesa Franco.

Todo comenzó por la denuncia hecha por Pablo Cabrera, presidente de la empresa La Zeta S.R.L, la cual participó en el concurso para la adquisición de 40,000 kits de alimentos para ser distribuidos a nivel nacional a 25,000 familias de los Centros de Atención Integral a la Primera Infancia durante el periodo de emergencia nacional por la pandemia del COVID-19.

Una comisión designada por el presidente Danilo Medina investigó el proceso de urgencia de Inaipi marcado como INAIPI-MAE-PEUR-2020-0002 y encontró que se “se cometieron violaciones flagrantes a los procedimientos de la Ley de Compras y Contrataciones».

Según la petición que se hizo a los interesados, esto es lo que debería contener uno de los 40 mil kits que fueron adjudicados por un valor de 2,500 pesos cada uno y que según Pablo Cabrera, estos se podían armar con solo RD$600:

– Una caja de tabletas de chocolate (10/1).

– Dos paquetes de avena de 300 g.

– Dos paquetes de harina de maíz 14 oz.

– Dos paquetes de maizena 70 g.

– Seis unidades de jugos de 200 ml UHT.

– Cinco unidades de compotas 113 g.

– Cinco libras de arroz.

– Dos libras de habichuelas.

– Una caja de galletas de soda 20/1.

– Dos paquetes de espaguetis 400 g.

– Tres latas de salchichas 10 oz.

– Cuatro latas de sardinas 10 oz.

– Una lata de cereal 270 g.

– Una leche en polvo 360 gr.

(Esos precios incluían el empacado y distribución a nivel nacional)

Tras determinarse que hubo irregularidades, el consultor jurídico del Poder Ejecutivo anunció la noche de este miércoles que fueron destituidos por el presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, el director de operaciones, Ricardo Guzmán; la directora de Compras, Maira Martínez; Juan López, subdirector general de Gestión Institucional; Ramona Hernández, directora Administrativa y Financiera; Alberto José Patxot, director de Planificación y Desarrollo; Stefany Severino Cuello, encargada del Departamento Jurídico, y Clementina Pietier, responsable de Acceso a la Información Pública.

Sobre el estado y las compras de emergencia
El 26 de febrero, el presidente Danilo Medina, declaró de emergencia, a través del decreto 87-20, las compras y contrataciones para la preparación, la prevención y la respuesta ante el ingreso al país de personas afectadas por coronavirus.

En este documento solo se faculta al Ministerio de Salud Pública realizar dichas compras y contrataciones.

Cuatro días después de dado a conocer el decreto, se anunció el primer caso importado. En la actualidad, en el país ya hay 2,111 personas contagiadas y 108 muertes por COVID-19.

Ya el 19 de marzo, el mandatario declaró estado de emergencia en todo el territorio nacional, en virtud de la autorización otorgada por el Congreso Nacional mediante la resolución 62-20.

La disposición del Poder Ejecutivo está contenida en el decreto 134-20, en el cual se basó el Inaipi para realizar las compras de los kits alimenticios.

Ese mismo 19 de marzo, Medina emitió el decreto 133-20, que amplía la declaratoria de emergencia a cinco instituciones, para ejecutar iniciativas de prevención, asistencia médica y construcción de infraestructura de salud pública ante el coronavirus.

Las instituciones son el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, el Servicio Nacional de Salud (SNS), el Programa de Medicamentos Esenciales Central de Apoyo Logístico (Promese/Cal), el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE).

Otros cuestionamientos surgieron en la adjudicación de contratos durante el estado de emergencia por parte del Servicio Nacional de Salud (SNS).

Se denunció que las licitaciones fueron adjudicadas a empresas que recién fueron creadas, que no cuentan con el inventario de almacén para cumplir con lo contratado y que no se dedican al área de insumos médicos, sino de construcción.

Pero en este caso, la directora general de Compras y Contrataciones Públicas, Yokasta Guzmán, aseguró en un comunicado que los procedimientos de compras y contrataciones, bajo el esquema de emergencia, realizados por el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Servicio Nacional de Salud (SNS) cumplieron con los principios de publicidad y participación establecidos.

«En los casos denunciados, y dado que los proveedores no cumplieron con el plazo de entrega, el SNS y el MISPAS, notificaron la rescisión de las adjudicaciones, iniciaron el procedimiento para solicitar la inhabilitación por incumplimiento y se está procediendo a realizar nuevamente la publicidad de los requerimientos», dice un comunicado de prensa de la Presidencia.

Tras esto, el presidente creó la Comisión de Veeduría Ciudadana COVID-19, para dar seguimiento y monitorear los procesos de compras y contrataciones llevados a cabo bajo el esquema de compras de emergencia.

La comisión estará integrada por un representante del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), un representante de la Confederación Dominicana de la Pequeña y Medianas Empresas (Codopyme), un representante de la Iglesia católica, un representante de las iglesias evangélicas y uno de la Asociación Dominicana de Diarios.

FUENTE: Diario Libre

Reportaje Huesped

Iglesias fueron exoneradas de casi RD$300 millones en impuestos por vehículos

LISTÍN DIARIO: En los últimos cuatro años, importaron más de RD$713 millones en unidades, incluyendo modelos de lujo, sin pagar impuestos gracias a un régimen fiscal vigente

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Más allá de la creencia generalizada de que las exoneraciones fiscales para la importación de vehículos benefician principalmente a funcionarios públicos, legisladores, diplomáticos o grandes concesionarios, los datos oficiales revelan una realidad menos visible pero igualmente significativa: las iglesias figuran entre los sectores con mayor acceso a este tipo de privilegio tributario en la República Dominicana.

Entre 2020 y 2024, diversas congregaciones religiosas importaron cientos de vehículos —incluidos modelos de lujo— sin pagar un solo centavo en impuestos, amparadas en un régimen fiscal que ha permanecido prácticamente inalterado por décadas.

De acuerdo con registros de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), analizados por el periódico Listín Diario, las instituciones religiosas adquirieron vehículos por un valor superior a RD$713 millones durante ese período, lo que implicó una pérdida fiscal de RD$294,746,725.31 en concepto de impuestos aduanales e internos cuya cifra representa una merma significativa para las finanzas públicas, especialmente en un contexto donde se debaten posibles reformas fiscales y la necesidad de racionalizar el gasto del Estado.

El marco legal que sustenta estas exoneraciones es el Concordato entre la Santa Sede y el Estado dominicano, firmado en 1954. Este acuerdo otorga a la Iglesia Católica —y, por extensión, mediante decisiones administrativas, a otras denominaciones religiosas— beneficios fiscales para la adquisición de bienes vinculados a su labor espiritual, educativa y comunitaria. Sin embargo, el uso actual de estas prerrogativas plantea dudas sobre su alineación con ese propósito original.

Durante el período analizado, decenas de entidades religiosas hicieron uso de este mecanismo. La Iglesia de Dios Inc. lideró la lista con 58 vehículos importados, seguida por la Unión Asociación Dominicana de los Adventistas del Séptimo Día, con 56 unidades.

También figuran el Obispado de San Francisco de Macorís (12 vehículos), el Obispado de Santo Domingo (6), así como el Instituto Politécnico Loyola y la Compañía de Jesús, con entre dos y cuatro unidades cada una.

Mientras que la Iglesia Católica se beneficia directamente del Concordato de 1954, las iglesias evangélicas gestionan sus exoneraciones a través del Servicio Social de Iglesias Dominicanas (SSID), conforme a lo dispuesto en la resolución 5941. La entidad, reconocida oficialmente por el Estado dominicano, es la encargada de tramitar las solicitudes de exoneración de impuestos aduanales en nombre de las congregaciones evangélicas.

El procedimiento está regulado por la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE-RD) y requiere que el SSID participe en varias etapas del proceso, desde la validación inicial hasta la coordinación con las autoridades aduaneras. A través de este mecanismo, decenas de iglesias no católicas acceden cada año al beneficio de importar vehículos sin pagar impuestos, bajo el supuesto de que serán utilizados en funciones pastorales, sociales o comunitarias.

Datos importadores
En el siguiente cuadro puede visualizar los datos de todos los importadores que trajeron vehículos con exoneraciones bajo las disposiciones de iglesia católica o evangélica.

En caso de no poder verlo, puede presionar aquí.

Empresas privadas detrás de exoneraciones sin fines de lucro
Aunque en teoría las exoneraciones son solicitadas por las instituciones religiosas, en la práctica, la mayoría de los vehículos aparece a nombre de concesionarios privados. Delta Comercial S.A., por ejemplo, figura como el principal proveedor, con 185 unidades vendidas a iglesias, superando incluso a las propias entidades religiosas en número de registros.

Este hecho revela fallas estructurales en el sistema de control estatal. Idealmente, las listas deberían estar encabezadas por las instituciones religiosas que gestionan directamente las exoneraciones, y no por intermediarios comerciales. Esta situación evidencia la necesidad de que el Estado depure los registros, identifique a los beneficiarios reales y determine con claridad el uso final de los vehículos importados.

A ello se suma la ausencia de auditorías públicas y mecanismos de verificación efectivos. No hay constancia de que las autoridades fiscales realicen inspecciones sistemáticas para confirmar que los vehículos se utilizan en actividades religiosas, educativas o sociales, como establece el marco legal. Este vacío en la supervisión ha permitido que el régimen de exenciones evolucione hacia un mecanismo de consumo privilegiado, más que un verdadero instrumento de apoyo comunitario.

Lujo sin justificación
La naturaleza de los vehículos importados refuerza esta percepción. Entre las unidades figuran modelos de alta gama como el BMW X7, Mercedes-Benz GLE 350, Volvo XC90, Lincoln Corsair y diversos todoterrenos Jeep, con precios que superan los tres millones de pesos. Aunque también se registran vehículos de trabajo como camionetas Toyota Hilux, SUV Honda CR-V y minibuses Toyota Hiace, la creciente presencia de modelos recientes —incluso de los años 2024 y 2025— sugiere un patrón de renovación de flota alejado del perfil de necesidad básica.

Este escenario plantea un dilema para la administración pública.

El régimen vigente —legítimo en su origen— carece hoy de filtros actualizados o criterios diferenciados que permitan evaluar la pertinencia de cada exoneración. Como resultado, ha perdido su orientación original y se ha convertido en un instrumento vulnerable al uso indebido.

Hacia un régimen más transparente
Más que eliminar los incentivos fiscales para las instituciones religiosas, el reto consiste en reformarlos y fiscalizarlos con rigor para que cumplan su propósito. Es fundamental establecer un registro público de beneficiarios, definir criterios objetivos de elegibilidad y aplicar auditorías periódicas.

Estas medidas permitirían garantizar un uso responsable de los recursos fiscales y restaurar la integridad del sistema tributario.

El actual esquema ha derivado en una pérdida fiscal multimillonaria sin una justificación clara en términos de retorno social. Ante esta realidad, urge avanzar hacia un sistema más transparente, equitativo y funcional, que limite el privilegio y priorice el verdadero interés público.

¿Cómo lo hicimos?
A través de una solicitud por libre acceso a la información pública realizada a la Dirección General de Aduanas (DGA) obtuvimos una base de datos que contiene todos los detalles sobre las importaciones de vehículos al país que aplicaban para alguna exención fiscal.

Limpiamos, organizamos, extrajimos y analizamos todos los datos que contenía el dataset, permitiendo luego encontrar esta y el resto de las historias que agrupan esta serie de trabajos.

Si desea acceder a la base de datos completa, puede presionar aquí o escribir a nuestro periodista de datos paul.mathiasen@listindiario.com para cualquier información relacionada.

En caso de querer manipular los datos o hacer búsquedas más exactas, recomendamos descargar el archivo y abrirlo con un programa compatible.

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Reportaje Huesped

¿Dónde estoy? Roberto Rodríguez regresa con la marca país ‘Super Semana Santa’

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El veterano locutor Roberto Rodríguez cuando ofrecía declaraciones a la periodista Ynmaculada Cruz Hierro (Foto: Jorge Martínez/Listín Diario)

Roberto Rodríguez es la voz que ha acompañado por décadas a miles de dominicanos durante los días de esparcimientos de la Semana Mayor, con su tradicional operativo “Super Semana Santa”, que arriba a sus 38 años.

Fue en 1987, cuando el dueño del consorcio radial del Grupo Medrano, Juan Heriberto (Cuqui) Medrano Basora, por la iniciativa de Roberto Rodríguez se dio inicio a la campaña informativa más impactante de todos los tiempos, convirtiéndose en un patrón programático para otras cadenas radiales.

Su carnet de locutor es el número 3223, que obtuvo luego de riguroso examen que recibió en la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía.

Era agosto de 1978 y Roberto daba inicio, oficialmente, a una carrera en la radio que marcaría generaciones, no solo por su elegancia y don del buen hablar, sino por su trabajo como comunitario en la provincia de La Vega, en donde gracias a su trabajo fue parte del crecimiento de las estaciones de radio del Grupo Medrano, del desarrollo y expansión del Carnaval Vegano y su impronta más importante, el operativo “Super Semana Santa”.

A la radio llega con 14 años, gracias a su amigo Domingo Cruz, a aprender de los expertos, en Radio La Vega, y es que desde niño no había palo de escoba o de cualquier otra cosa que le pareciera un micrófono y que Roberto no se pusiera a jugar imitando a ser locutor, reseña la periodista Ymmaculada Cruz, del Listín Diario.

No había otro juego que le agradara más que imaginar que hablaba a través de un micrófono.

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