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Reportaje Huesped

Quejas por la entrega aquí de remesas en pesos

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DEL LISTÍN DIARIO.-Algunas personas que re­ciben ingresos del exterior se quejan de que empresas remesadoras quieren obli­garlos a recibir pesos do­minicanos en el país, en vez de los dólares que de­positan los familiares que les envían el dinero.

Esas reclamaciones han llegado hasta la redacción de Listín Diario de varias personas que aseguran tienen constancia de que esto está ocurriendo en el mercado a pesar de que los familiares que deposi­tan las remesas piden que la entrega a destino sea en dólares y no pesos.

Una señora contó que ha vivido la experiencia en dos ocasiones en una re­conocida empresa de re­mesas en República Do­minicana. Ella relata que durante el periodo de emergencia por la pan­demia del coronavirus ha recibido dos envíos des­de Estados Unidos.

La pri­mera vez, después de una larga fila, cuando llegó su turno, la joven que le aten­dió le informó que solo podría entregarle en pesos dominicanos. “Lo siento, no tenemos dólares, ten­drá que volver luego o ir a otra sucursal”, le dijo.

En la segunda ocasión, que fue el miércoles de la semana pasada, justo cuando entró en vigencia la primera fase de la reac­tivación económica, en la misma sucursal a donde acudió la primera vez, la señora pidió el dinero en dólares, pero la respuesta fue que las papeletas que tenía de esta divisa eran viejas, dinero que al final aceptó al notar que los dó­lares estaban en buen es­tado.

Envíos a domicilio
En este tipo se servicio, las remesadoras tampoco es­tán entregando el dine­ro en dólares, pese a que el usuario insiste en que no desea el cambio de di­visa.

Un señor que regu­larmente recibe remesas, contó que otra remesadora le informó que solo pueden entregar en pesos domini­canos en los envíos a casa y que para recibirlos en dóla­res debía ir a una sucursal.

El hombre le dijo que los quería en dólares y mandó a una persona a la sucursal a buscarlos.

No obstante, para su sor­presa estando en la sucursal de la remesadora le dijeron que no podían entregar dó­lares porque quien enviaba el dinero había puesto que se lo entregaran en pesos dominicanos y que para re­cibir el efectivo en la mone­da extranjera debía hacerse el envío otra vez a Estados Unidos y quien manda de­be especificar que el desem­bolso sería en dólares.

Las quejas de otros
En la red social Twitter tam­bién se observaron las que­jas de personas que etique­taban en sus publicaciones a las remesadoras insistién­doles en que “si mi dinero llega en dólares, ¿por qué me lo quieren dar en pe­sos?”.

A este tweet, otra persona respondió: “Tienen un lío con eso no le quieren entre­gar dólares a nadie con el cuento de que están raya­dos y que el banco no los va aceptar”.

“Quien envía el dinero es quien tienen la potestad”

El Banco Central dijo a Lis­tín Diario que en el merca­do internacional, las regu­laciones establecen que el remesador (quien envía el dinero) tiene la potestad y la libertad de elegir el tipo de moneda en la que se en­trega el envío.

De acuerdo con la entidad financiera, lo que prevalece es la volun­tad del remesador de en­tregar en dólares o en pesos dominicanos, considerando la tasa de cambio vigente al momento de la entrega de las divisas.

El Banco Central explica es­to con el siguiente ejemplo: Un dominicano que trabaja en Estados Unidos quiera en­viar a un pariente en Repú­blica Dominicana US$100; lo primero que debe hacer es ir a una agencia de envío de remesas y llenar un formula­rio en el cual debe especificar con claridad si quiere que ese dinero se entregue al domini­cano en dólares o en su equi­valente pesos dominicanos, considerando la tasa de cam­bio publicada por el organis­mo financiero.

En este caso, el banco o el agente de cambio, o el agente de remesas y cam­bios tiene la obligatoriedad de entregarlos en dólares, aun­que ahí mismo en la ventani­lla el receptor de la divisa los venda a la tasa de cambio vi­gente al momento de la re­cepción de las divisas.

Respuesta de un agente
Ante las quejas de la gente de que las agencias remesa­doras no quieren entregar los envíos en dólares, el ge­rente de Comunicaciones y Relaciones Públicas de Cari­be Express y del Grupo Ca­ribe, Heddel Cordero, in­formó que esto se debe a la escasez de dólares que se registra en el mercado, por lo que en algunos casos no se le ha podido entregar demanera inmediata las re­mesas en esa moneda a los clientes.

El vocero de la institución indicó que fruto de la caí­da de los ingresos divisas a consecuencia del cierre de la economía por la pande­mia del COVID-19, desde hace cerca de un mes se ha estado experimentado un problema en la disponibili­dad de dólares, pero aclaró que esa situación no es per­manente sino que “se da de manera puntual en algunas sucursales cuando se ago­tan el monto disponible en el momento”.

Refiere que cuando ha ocurrido esa situación, no se le niega la entrega del en­vío al cliente, sino que se le da la opción de recibirlo en pesos o regresar al otro día cuando ya tengan dólares en caja.

“Lo que se hace es que se retrasa la entrega cuando se agota la divisa que tiene disponible la sucursal”, en­fatiza Cordero.

Manifestó que al caer la actividad tu­rística y el dinamismo de las exportaciones, la economía dominicana ha dejado de percibir divisas y por eso se dan niveles de escasez en el mercado.

DENUNCIAS

¿Dónde reclamar?
La Superintendencia de Bancos (SIB) es la entidad a donde se pueden hacer las reclamaciones relacio­nadas con el sistema finan­ciero de República Domi­nicana

En respuesta a este tipo de reclamaciones, la ins­titución supervisora del sistema financiero indi­có a este medio de comu­nicación que la SIB reci­be todas las denuncias o reclamaciones que tenga cualquier usuario y que le brinda una respuesta.

Los usuarios del sistema fi­nanciero pueden hacer sus reclamaciones a través de su Oficina de Protección al Usuario de los Servicios Financieros (Prousuario), departamento de la SIB, en el correo electrónico consultasprousuario@sib.gob.do.

Su objetivo es proporcio­nar servicios de atención, consultas, denuncias y re­clamaciones que requieran los usuarios de las entida­des de intermediación fi­nanciera a través de su co­rreo o teléfonos.

FUENTE: JHENERY RAMÍREZ / PATRIA REYES RODRÍGUEZ/Listín Diario

Reportaje Huesped

Iglesias fueron exoneradas de casi RD$300 millones en impuestos por vehículos

LISTÍN DIARIO: En los últimos cuatro años, importaron más de RD$713 millones en unidades, incluyendo modelos de lujo, sin pagar impuestos gracias a un régimen fiscal vigente

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Más allá de la creencia generalizada de que las exoneraciones fiscales para la importación de vehículos benefician principalmente a funcionarios públicos, legisladores, diplomáticos o grandes concesionarios, los datos oficiales revelan una realidad menos visible pero igualmente significativa: las iglesias figuran entre los sectores con mayor acceso a este tipo de privilegio tributario en la República Dominicana.

Entre 2020 y 2024, diversas congregaciones religiosas importaron cientos de vehículos —incluidos modelos de lujo— sin pagar un solo centavo en impuestos, amparadas en un régimen fiscal que ha permanecido prácticamente inalterado por décadas.

De acuerdo con registros de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), analizados por el periódico Listín Diario, las instituciones religiosas adquirieron vehículos por un valor superior a RD$713 millones durante ese período, lo que implicó una pérdida fiscal de RD$294,746,725.31 en concepto de impuestos aduanales e internos cuya cifra representa una merma significativa para las finanzas públicas, especialmente en un contexto donde se debaten posibles reformas fiscales y la necesidad de racionalizar el gasto del Estado.

El marco legal que sustenta estas exoneraciones es el Concordato entre la Santa Sede y el Estado dominicano, firmado en 1954. Este acuerdo otorga a la Iglesia Católica —y, por extensión, mediante decisiones administrativas, a otras denominaciones religiosas— beneficios fiscales para la adquisición de bienes vinculados a su labor espiritual, educativa y comunitaria. Sin embargo, el uso actual de estas prerrogativas plantea dudas sobre su alineación con ese propósito original.

Durante el período analizado, decenas de entidades religiosas hicieron uso de este mecanismo. La Iglesia de Dios Inc. lideró la lista con 58 vehículos importados, seguida por la Unión Asociación Dominicana de los Adventistas del Séptimo Día, con 56 unidades.

También figuran el Obispado de San Francisco de Macorís (12 vehículos), el Obispado de Santo Domingo (6), así como el Instituto Politécnico Loyola y la Compañía de Jesús, con entre dos y cuatro unidades cada una.

Mientras que la Iglesia Católica se beneficia directamente del Concordato de 1954, las iglesias evangélicas gestionan sus exoneraciones a través del Servicio Social de Iglesias Dominicanas (SSID), conforme a lo dispuesto en la resolución 5941. La entidad, reconocida oficialmente por el Estado dominicano, es la encargada de tramitar las solicitudes de exoneración de impuestos aduanales en nombre de las congregaciones evangélicas.

El procedimiento está regulado por la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE-RD) y requiere que el SSID participe en varias etapas del proceso, desde la validación inicial hasta la coordinación con las autoridades aduaneras. A través de este mecanismo, decenas de iglesias no católicas acceden cada año al beneficio de importar vehículos sin pagar impuestos, bajo el supuesto de que serán utilizados en funciones pastorales, sociales o comunitarias.

Datos importadores
En el siguiente cuadro puede visualizar los datos de todos los importadores que trajeron vehículos con exoneraciones bajo las disposiciones de iglesia católica o evangélica.

En caso de no poder verlo, puede presionar aquí.

Empresas privadas detrás de exoneraciones sin fines de lucro
Aunque en teoría las exoneraciones son solicitadas por las instituciones religiosas, en la práctica, la mayoría de los vehículos aparece a nombre de concesionarios privados. Delta Comercial S.A., por ejemplo, figura como el principal proveedor, con 185 unidades vendidas a iglesias, superando incluso a las propias entidades religiosas en número de registros.

Este hecho revela fallas estructurales en el sistema de control estatal. Idealmente, las listas deberían estar encabezadas por las instituciones religiosas que gestionan directamente las exoneraciones, y no por intermediarios comerciales. Esta situación evidencia la necesidad de que el Estado depure los registros, identifique a los beneficiarios reales y determine con claridad el uso final de los vehículos importados.

A ello se suma la ausencia de auditorías públicas y mecanismos de verificación efectivos. No hay constancia de que las autoridades fiscales realicen inspecciones sistemáticas para confirmar que los vehículos se utilizan en actividades religiosas, educativas o sociales, como establece el marco legal. Este vacío en la supervisión ha permitido que el régimen de exenciones evolucione hacia un mecanismo de consumo privilegiado, más que un verdadero instrumento de apoyo comunitario.

Lujo sin justificación
La naturaleza de los vehículos importados refuerza esta percepción. Entre las unidades figuran modelos de alta gama como el BMW X7, Mercedes-Benz GLE 350, Volvo XC90, Lincoln Corsair y diversos todoterrenos Jeep, con precios que superan los tres millones de pesos. Aunque también se registran vehículos de trabajo como camionetas Toyota Hilux, SUV Honda CR-V y minibuses Toyota Hiace, la creciente presencia de modelos recientes —incluso de los años 2024 y 2025— sugiere un patrón de renovación de flota alejado del perfil de necesidad básica.

Este escenario plantea un dilema para la administración pública.

El régimen vigente —legítimo en su origen— carece hoy de filtros actualizados o criterios diferenciados que permitan evaluar la pertinencia de cada exoneración. Como resultado, ha perdido su orientación original y se ha convertido en un instrumento vulnerable al uso indebido.

Hacia un régimen más transparente
Más que eliminar los incentivos fiscales para las instituciones religiosas, el reto consiste en reformarlos y fiscalizarlos con rigor para que cumplan su propósito. Es fundamental establecer un registro público de beneficiarios, definir criterios objetivos de elegibilidad y aplicar auditorías periódicas.

Estas medidas permitirían garantizar un uso responsable de los recursos fiscales y restaurar la integridad del sistema tributario.

El actual esquema ha derivado en una pérdida fiscal multimillonaria sin una justificación clara en términos de retorno social. Ante esta realidad, urge avanzar hacia un sistema más transparente, equitativo y funcional, que limite el privilegio y priorice el verdadero interés público.

¿Cómo lo hicimos?
A través de una solicitud por libre acceso a la información pública realizada a la Dirección General de Aduanas (DGA) obtuvimos una base de datos que contiene todos los detalles sobre las importaciones de vehículos al país que aplicaban para alguna exención fiscal.

Limpiamos, organizamos, extrajimos y analizamos todos los datos que contenía el dataset, permitiendo luego encontrar esta y el resto de las historias que agrupan esta serie de trabajos.

Si desea acceder a la base de datos completa, puede presionar aquí o escribir a nuestro periodista de datos paul.mathiasen@listindiario.com para cualquier información relacionada.

En caso de querer manipular los datos o hacer búsquedas más exactas, recomendamos descargar el archivo y abrirlo con un programa compatible.

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Reportaje Huesped

¿Dónde estoy? Roberto Rodríguez regresa con la marca país ‘Super Semana Santa’

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El veterano locutor Roberto Rodríguez cuando ofrecía declaraciones a la periodista Ynmaculada Cruz Hierro (Foto: Jorge Martínez/Listín Diario)

Roberto Rodríguez es la voz que ha acompañado por décadas a miles de dominicanos durante los días de esparcimientos de la Semana Mayor, con su tradicional operativo “Super Semana Santa”, que arriba a sus 38 años.

Fue en 1987, cuando el dueño del consorcio radial del Grupo Medrano, Juan Heriberto (Cuqui) Medrano Basora, por la iniciativa de Roberto Rodríguez se dio inicio a la campaña informativa más impactante de todos los tiempos, convirtiéndose en un patrón programático para otras cadenas radiales.

Su carnet de locutor es el número 3223, que obtuvo luego de riguroso examen que recibió en la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía.

Era agosto de 1978 y Roberto daba inicio, oficialmente, a una carrera en la radio que marcaría generaciones, no solo por su elegancia y don del buen hablar, sino por su trabajo como comunitario en la provincia de La Vega, en donde gracias a su trabajo fue parte del crecimiento de las estaciones de radio del Grupo Medrano, del desarrollo y expansión del Carnaval Vegano y su impronta más importante, el operativo “Super Semana Santa”.

A la radio llega con 14 años, gracias a su amigo Domingo Cruz, a aprender de los expertos, en Radio La Vega, y es que desde niño no había palo de escoba o de cualquier otra cosa que le pareciera un micrófono y que Roberto no se pusiera a jugar imitando a ser locutor, reseña la periodista Ymmaculada Cruz, del Listín Diario.

No había otro juego que le agradara más que imaginar que hablaba a través de un micrófono.

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