Opinion
Ramón Antonio Veras: El abogado Eduardo Núñez Vásquez, en mi Código de la Amistad

I.- Mi posición contra los abusos
1.- Además de parirme, me formó una mujer de origen humilde, campesina, analfabeta funcional, sumamente vehemente. Sin lamentación alguna, a ella la vi esposada, tirada en la cama de un camión militar y encerrada en una solitaria de la Fortaleza San Luis, en la ciudad de Santiago de los Caballeros.
2.- Mamá me hizo un ser humano sin resentimientos y para que demostrara indignación ante la injusticia. De ahí que en mí es insoportable el abuso, sin importar la víctima.
3.- En todo el curso de mi ejercicio profesional, he puesto mis servicios como abogado a favor de quienes han sido afectados por algo intolerable. En los archivos de mi bufete reposan más de dos mil expedientes de naturaleza política. En la obra de mi autoría “De las calles a los estrados, por justicia y libertad”, figuran los nombres de algunos perseguidos políticos asistidos por mí, de los cuales unos viven, otros han muerto. A ellos nunca les cobré pago alguno.
4.- Por allá, al comienzo de la década del 90, del siglo pasado, un empresario de amplia posición económica, acusado en un asunto penal, no político, me solicitó le asistiera como abogado. Analicé su caso y me di cuenta de que alrededor del expediente se movían intereses muy poderosos, que procuraban joderlo. Le defendí durante varios años sin cobrarle un sólo centavo.
5.- En su momento, cuando el doctor Julio Aníbal Suárez D., en el año 2012, de manera injusta, fue dejado fuera como juez de la Suprema Corte de Justicia, por el Consejo Nacional de la Magistratura, presidido por el doctor Leonel Fernández, al igual que el 26 de julio de 2018, en ocasión de la arbitraria exclusión de la licenciada Yeni Berenice Reynoso, como Procuradora Fiscal del Distrito Nacional, en ambas ocasiones, de manera pública y reiterada expresé mi protesta y rechazo a semejantes decisiones.
II.- Mi posición de solidaridad con Eduardo Núñez Vásquez
6.- No soy crédulo. Procedo basado en mis convicciones, en la certeza de lo que digo. Las vacilaciones no son compañeras de mis decisiones.
7.- He escrito con relación al abogado Eduardo Núñez Vázquez, porque conozco de su formación hogareña, en los centros escolares y universitarios. En absoluto, no tengo ninguna duda de su reciedumbre moral y entereza profesional e intelectual.
8.- De lo que expongo con relación a la persona de Eduardo, también pueden testimoniarlo otras amigas y amigos de su familia, que hoy son sus gratuitos adversarios.
9.- Las cualidades y condiciones estimables inherentes a la persona de Eduardo, son conocidas por todos aquellos que desde siempre hemos estado relacionados muy de cerca, de ahí a ahí, con su hogar materno.
10.- Actuar conforme a la decencia es proceder siguiendo lo aprendido en la casa. Eduardo, en su trabajo profesional, lo que hace es ser auténtico, acorde a lo que le enseñaron, a ser digno.
11.- La capacidad de Eduardo, para producir en los marcos de las ciencias jurídicas, y su obrar con honradez y lealtad, es el resultado de una educación integral consumada en su práctica de vida.
12.- Comportarse con honestidad, no es una pose para Eduardo Núñez Vázquez, sino llevar a cabo los conocimientos adquiridos de la enseñanza transmitida para que le sirviera de guía en su conducta moral y social.
13.- En el accionar profesional de Eduardo, es fácil de ver lo que es hacer un trabajo apegado a normas y principios, algo que solo puede ser demostrado por quien cumple honrando preceptos éticos.
14.- Ser real y efectivamente honrado, no es cuestión de aparentarlo para confundir. Es conducirse como hombre o mujer de honor; manejarse igual bajo cualquier circunstancia y obrar tomando en cada ocasión el sentido de la responsabilidad.
15.- El ejercicio de la profesión tiene en Eduardo, el abogado que merece una sociedad integrada por ciudadanos y ciudadanas guiados por la confianza en su defensor.
16.- Tomando en cuenta el ambiente dominicano de hoy, ejercer la profesión de abogado con apego a lo que es correcto, es estar sometido a la amenaza por parte del malvado y el vituperio proveniente de quien envidia.
III.- Eduardo en mi Código de la Amistad
17.- Si me comportara indiferente ante lo que afecta a Eduardo, dejaría de ser yo, para convertirme en un hombre de poca o ninguna sustancia, sin alma.
18.- Reitero nuevamente: Si Eduardo Núñez Vásquez, por hacerle honor a la profesión que ha escogido, llega a ser víctima de maniobras odiosas de quienes no resisten las críticas responsables, de mi parte puedo decir que Eduardo tiene mi total respaldo, haciéndole honor a mi Código de la Amistad, que tres de sus artículos recogen las ideas indicadas a continuación:
a.- Mi conciencia me manda a honrar mis convicciones; obedecer bajo cualquier circunstancia con el amigo o la amiga; respetar lo que el momento me dice, si el cometido me impone quedar bien, acorde a lo que me he enclavado en el cerebro como combinación codificada de la amistad.
b.- La línea de conducta con los míos, en las relaciones de afectos con aquellos que están en la lista de amigas y amigos, no hay ocasión para disculpas, nada de justificaciones. Mis normas de lo que debo hacer con el amigo o la amiga, no me permiten procurarme explicaciones pueriles, ni el consabido penseque.
c.- Para mis amigas y amigos siempre estoy ahí, donde me necesitan. Listo para lo que les pueda ser útil, en las buenas y en las malas; presto para acercarme, estar juntos o, si es de su interés, alejarme, separarme por conveniencia suya. Creo ser, por momentos, un instrumento de lo que el amigo o la amiga necesita de mí. Lo que no hago es escabullirme, echar el cuerpo afuera; marcharme; escurrir el bulto en el momento que se necesita de mi presencia.
d.- Aquel que cuenta con mi amistad puede decir que nunca está solo, porque siempre estaré a su lado, espiritual o físicamente. No creo en dejar aislado, abandonado, desamparado a quien debo solidaridad, compañía o calor humano. En la dificultad del amigo debo hacer de facilitador, apoyarlo, sin buscarle tres patas al gato.

Noticias
Faride Raful llama a no crear pánico ante casos de desaparecidos

La ministra de Interior y Policía dominicana, Faride Raful, pidió este jueves no crear un «tema mediático» sobre los casos de desaparecidos en el país.
«Tratar de crear un tema mediático de que tenemos que estar asustados porque desaparecen a la gente no es real», afirmó contundentemente.
La funcionaria señaló que cada situación es preocupante, pero no deben ser interpretadas como una crisis generalizada ni un fenómeno común en la isla, ya que puede generar consecuencias negativas para la reputación de la nación.
«No creemos en redes sociales ruido con cosas que no son reales. Es muy peligroso, no para nosotros, sino para el país, para el tema reputacional del país», dijo tras ser abordada por la prensa luego del lanzamiento de «Mesas de Articulación» para Semana Santa.
Otras naciones
Raful hizo un contraste del tema con otras naciones que enfrentan situaciones más graves, como desapariciones forzadas y violencia organizada.
«En comparación con otros países que tienen grupos paramilitares, que tienen bandas, que han tenido problemas sociológicos distintos a los nuestros, que presentan otro tipo de delitos de desapariciones forzadas, aquí no», puntualizó.
Labores de las autoridades
Destacó que las autoridades dominicanas trabajan de manera efectiva para abordar los casos de desapariciones.
Señaló que en la última semana ofrecieron respuesta a cinco casos de desapariciones voluntarias que fueron reportadas.
FUENTE: Diario Libre
Opinion
Alguacil ordinario: ¿El patito feo del sistema judicial dominicano?

El Alguacil Ordinario es, sin duda, una de las figuras más subestimadas dentro del sistema judicial dominicano. Mientras que los demás actores, jueces, fiscales y abogados se llevan el protagonismo en los procesos judiciales, los alguaciles ordinarios suelen ser vistos como meros ejecutores de actos, sin el reconocimiento que merece su función.
Sin embargo, su papel es esencial para el cumplimiento de las decisiones judiciales y el desarrollo de los procedimientos legales.
El Alguacil Ordinario es un oficial ministerial cuya función principal es notificar actos procesales y ejecutar ciertas decisiones judiciales.
A diferencia del Alguacil de Estrado, que trabaja directamente en las audiencias asistiendo al juez, el Alguacil Ordinario se enfoca 100% en la ejecución de embargos, desalojos, citaciones y otras notificaciones legales.
¿Por qué es el “Patito Feo” del Sistema Judicial?
Porque, a pesar de ser una figura clave para la administración de justicia, su labor es constantemente menospreciada.
Sin los alguaciles ordinarios, muchas decisiones judiciales quedarían sin efecto, ya que son ellos quienes las ejecutan en la práctica.
Sin embargo, la falta de regulación adecuada, la precariedad de sus condiciones laborales y la falta de reconocimiento han relegado su figura a un segundo plano.
A pesar de su rol clave, los alguaciles ordinarios enfrentan numerosas dificultades:
1. No cotizan en el sistema de pensiones: No tienen garantía de una jubilación digna, lo que los obliga a seguir trabajando hasta edades avanzadas o depender de ahorros personales (si los tienen).
2. No tienen seguro de salud: Cualquier enfermedad o accidente corre por su cuenta, dejándolos expuestos a gastos médicos que pueden ser impagables.
3. No tienen seguro de riesgos laborales: A pesar de enfrentar situaciones peligrosas al ejecutar desalojos, embargos y notificaciones, no cuentan con protección en caso de agresiones o accidentes durante el horario laboral. MAXIME QUE SEGÚN LA LEY 821 ART. 87, PARRAFO I ESTABLECE QUE “Los alguaciles ordinarios reemplazarán a los de Estrados cuando sea necesario y estarán sujetos a los mismos requisitos de capacidad y deberes que estos últimos”.
Que aún teniendo todos los deberes y obligaciones que un alguacil de estrado, estos no gozan de los mismos beneficios, convirtiéndose esto en una situación desigual y discriminatoria.
4. Son considerados simples “mensajeros de la justicia”, cuando en realidad su labor implica un profundo conocimiento del derecho procesal y una ejecución correcta de los actos jurídicos.
5. Riesgos en el ejercicio de sus funciones: Muchos enfrentan situaciones peligrosas al ejecutar desalojos o embargos, siendo víctimas de agresiones e incluso amenazas de muerte.
6. Remuneración insuficiente y/o inestable: Sus ingresos dependen en gran medida de los honorarios que reciben por cada acto ejecutado, lo que los deja en una situación económica inestable.
El hecho de que los alguaciles ordinarios sean considerados trabajadores independientes que es el núcleo del problema y aunque su labor es esencial para el sistema judicial, es importante destacar que no están bajo un régimen laboral que les garantice derechos básicos como los de cualquier otro empleado del sector público.
Esta situación contrasta con la de otros servidores judiciales, quienes sí tienen acceso a la seguridad social y a un fondo de pensiones.
Para mejorar la situación de los alguaciles ordinarios, es necesario:
1. Incluirlos en el sistema de seguridad social: Deben tener acceso a un seguro de salud y pensión, ya sea mediante la Tesorería de la Seguridad Social (TSS) o a través de un fondo especial administrado por el Poder Judicial.
2. Regular su estatus laboral: Debe haber una reforma que defina si son empleados públicos o, en su defecto, establecer un sistema que les brinde los mismos beneficios que otros servidores judiciales.
3. Crear un fondo de protección: Un fondo especial para cubrir emergencias médicas, accidentes laborales y compensaciones en casos de agresión durante sus funciones.
El Poder Judicial deben reconocer que los alguaciles ordinarios son una parte vital del sistema judicial y garantizarles derechos laborales básicos.
Sin ellos, la justicia no se materializa, y es inaceptable que quienes hacen cumplir las decisiones judiciales vivan en un estado de desprotección total. Es momento de dignificar su trabajo y otorgarles los beneficios que merecen.
Es hora de reivindicar el papel del Alguacil Ordinario, su función es esencial para la materialización de la justicia, y su labor debe ser recompensada con mejores condiciones laborales. SIN ELLOS, EL SISTEMA SIMPLEMENTE NO FUNCIONARÍA.
La autora es abogada en Infante & Rincón Legal Consulting.
Bella Terra Mall, Suite B-007,
Santiago, R.D.
Tel.809-724-6571
Intagram / infanterinconlegalcongulting
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