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Opinion

Merengue que aloca, un canto a la dominicanidad

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POR WILFRIDO VARGAS.«¡Qué linda en el tope estás dominicana bandera! ¡Quién te viera, quién te vieramás arriba, mucho más!»

Estos versos de Gastón Fernando Deligne me estremecían de niño, me enseñaron a amar la poesía y la patria.

Por esta razón, esos versos conforman la primera estrofa de “Merengue que Aloca”, un tema que escribí con una arquitectura musical alegre y bailable, para adentrarme en las diferentes dimensiones que caracterizan la dominicanidad. Y aunque, por más reveses que nuestro pueblo ha enfrentado durante su corta historia, el merengue siempre ha estado y estará en el centro de la dignidad.

No obstante, quiero contarles sobre algunas canciones que realicé de manera crítica, por diferentes experiencias que se vivieron en nuestra patria. Por ejemplo, lo que en 1977 conté —y canté— en la historia del fugitivo más audaz que retó al ejército de Trujillo: “Enrique Blanco”, a la que siguieron, en 1978, la legendaria canción “Desiderio Arias”, relatando la historia del general y caudillo del pueblo que anhelaba la paz en un momento de violencia a principios del siglo XX; además de “La Yola”, “El funcionario” y “Esto no lo aguanta nadie”, estas últimas, hechas como protesta a situaciones vergonzosas que se traducen en una enfermedad para nuestro orgullo dominicano llamada: corrupción.

Es pertinente decir también que, hoy en día, —por todo lo que nos ofrece el mundo y a la velocidad que ocurre—, los valores están muy dispersos.

El dominicano no escapa a esto, pues es influenciado y extasiado por los avances de la tecnología, las tendencias de la moda y el espectáculo, descuidando por consiguiente, su cultura.

Si por ejemplo, preguntas a un joven cuál es la canción número uno en los Billboard, o cuál es el último diseño de Nike o de iPhone, te responden rápida y acertadamente; sin embargo, no pasa igual cuando le preguntamos por el significado de los colores de nuestra bandera o de algún referente en el que se sustente nuestra identidad nacional; así que los conocimientos esenciales y fundamentales de nuestra nación se han ido quedando a un lado.

“Merengue que aloca” nos ayuda a ir al espíritu, al tuétano de nuestro sentimiento patrio, cuando en el coro exclama: «Y es que el merengue compay, no tiene comparación, Dominicana compay, lo lleva en el corazón»

Qué bella es nuestra bandera, que en sus colores define nuestra historia: el azul, representa el cielo que cubre nuestra nación y la espiritualidad de nuestra gente; el rojo, la sangre derramada por nuestros libertadores, por nuestros hombres, por nuestros mártires; y el blanco, la paz y unión de los dominicanos, sellado en el centro con el escudo de la patria, que como único país en el mundo incluye la Biblia abierta.

Cada vez que ella ondea, es como la palma de la mano golpeando el cuero de la tambora, haciéndonos sentir un orgullo profundo, a ritmo de merengue, el cual ha estado siempre presente en nuestro diario vivir, en nuestra sociedad y en nuestras más sentidas penas y alegrías.

Con “Merengue que Aloca”, deseo aplicar una inyección motivacional que revitalice el amor por lo propio, como una “medicina” para los males. Se trata de una necesidad del momento; no es el resultado del azar ingenuo, sino de la urgencia de robustecer y dinamizar la dominicanidad, lo cual implica animar el armazón moral de una sociedad consciente de sus valores, costumbres y tradiciones.

Es la primera vez que no busco elementos fuera de nuestro género, sino más bien resaltar lo bello de la simpleza que nos caracteriza y la nobleza que subyace en la alegría de nuestro pueblo, acudiendo por ejemplo al perico ripiao, como una manera de resarcir la distinción de la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

«Y es que el merengue compay, no tiene un ritmo compay, que le haga frente compay, de ese que aloca!!!

Llegó la lambada, y el merengue, ahí.
La música urbana, y el merengue, ahí.
El tecno y la salsa, y el merengue, ahí.
Llegó el reguetón, y el merengue, ahí.

Y es que el merengue,
sigue avanzando,
y en todo el mundo,
siguen bailando.

Y es que el merengue compay, no tiene comparación,Dominicana compay, lo lleva en su corazón».

WILFRIDO VARGAS
El autor es músico, cantante, compositor y director de orquesta.

Opinion

Abogado Cándido Simó: Elizabeth Silverio, presa por fea, negra y pelo malo

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POR CÁNDIDO SIMÓ.-El arresto y la parafernalia contra la señora Elizabeth Silverio por supuesta usurpación de la profesión de sicología terapéutica, solo se explica por ser fea, negra y pelo malo, dos de cuyas cualidades también me adornan.

2. Ella ha tratado de explicar a voz en cuello ante oídos sordos que no es sicóloga ni la ejerce, sino una empresaria que emplea profesionales de la conducta quienes son los que aplican el novedoso método de tratamiento terapéutico descubierto por ella para niños y niñas especiales.

3. En el caso de la apresurada investigación resultare que ella ejercía la sicología terapéutica ilegal, la pena aplicable es de seis días a dos años de prisión correccional y una multa de hasta diez salarios mínimos del sector público que en promedio asciendo a la suma de apenas 136,850 pesos, por violación del artículo 32 de la ley 22-01 que crea el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI) regula el ejército de la sicología en el país.

4. La ley no le prohíbe a ella establecer esa empresa, como tampoco impide que un empresario sea el propietario de un centro médico sin ser profesional de la medicina, un corredor de carros sea propietario de una cadena de farmacias sin ser farmacéutico o un ingeniero sea el dueño de varios medios de comunicación sin ser locutor o periodista, siempre que en sus empresas laboren médicos, farmacéuticos o comunicadores de oficio o profesión.

7. Un jurista del foro penal que respete lo que hace y se precie como tal, debe orientar decantando las perspectivas que genera la emisión virtual de vistas en las páginas electrónicas aunque su opinión jurídica no sea simpática ni agrade a la corriente de opinión publicada.

8. Esto visto haría inferir que la señora podría estar siendo procesada para aplacar las pasiones que cada día alimenta el delito de odio, promovido, difundido y tolerado impunemente, por fea, negra y pelo malo.

9. Es nuestra la responsabilidad de corrernos el riesgo de no caer simpáticos por opinar distinto el común, por pensar diferente a lo popular, pero es la ley, la norma penal es como es, así no más.

Vía Elperiodico.com.do

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Opinion

Ramón Antonio Veras: El abogado Eduardo Núñez Vásquez, en mi Código de la Amistad

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I.- Mi posición contra los abusos

1.- Además de parirme, me formó una mujer de origen humilde, campesina, analfabeta funcional, sumamente vehemente. Sin lamentación alguna, a ella la vi esposada, tirada en la cama de un camión militar y encerrada en una solitaria de la Fortaleza San Luis, en la ciudad de Santiago de los Caballeros.

2.- Mamá me hizo un ser humano sin resentimientos y para que demostrara indignación ante la injusticia. De ahí que en mí es insoportable el abuso, sin importar la víctima.

3.- En todo el curso de mi ejercicio profesional, he puesto mis servicios como abogado a favor de quienes han sido afectados por algo intolerable. En los archivos de mi bufete reposan más de dos mil expedientes de naturaleza política. En la obra de mi autoría “De las calles a los estrados, por justicia y libertad”, figuran los nombres de algunos perseguidos políticos asistidos por mí, de los cuales unos viven, otros han muerto. A ellos nunca les cobré pago alguno.

4.- Por allá, al comienzo de la década del 90, del siglo pasado, un empresario de amplia posición económica, acusado en un asunto penal, no político, me solicitó le asistiera como abogado. Analicé su caso y me di cuenta de que alrededor del expediente se movían intereses muy poderosos, que procuraban joderlo. Le defendí durante varios años sin cobrarle un sólo centavo.

5.- En su momento, cuando el doctor Julio Aníbal Suárez D., en el año 2012, de manera injusta, fue dejado fuera como juez de la Suprema Corte de Justicia, por el Consejo Nacional de la Magistratura, presidido por el doctor Leonel Fernández, al igual que el 26 de julio de 2018, en ocasión de la arbitraria exclusión de la licenciada Yeni Berenice Reynoso, como Procuradora Fiscal del Distrito Nacional, en ambas ocasiones, de manera pública y reiterada expresé mi protesta y rechazo a semejantes decisiones.

II.- Mi posición de solidaridad con Eduardo Núñez Vásquez

6.- No soy crédulo. Procedo basado en mis convicciones, en la certeza de lo que digo. Las vacilaciones no son compañeras de mis decisiones.

7.- He escrito con relación al abogado Eduardo Núñez Vázquez, porque conozco de su formación hogareña, en los centros escolares y universitarios. En absoluto, no tengo ninguna duda de su reciedumbre moral y entereza profesional e intelectual.

8.- De lo que expongo con relación a la persona de Eduardo, también pueden testimoniarlo otras amigas y amigos de su familia, que hoy son sus gratuitos adversarios.

9.- Las cualidades y condiciones estimables inherentes a la persona de Eduardo, son conocidas por todos aquellos que desde siempre hemos estado relacionados muy de cerca, de ahí a ahí, con su hogar materno.

10.- Actuar conforme a la decencia es proceder siguiendo lo aprendido en la casa. Eduardo, en su trabajo profesional, lo que hace es ser auténtico, acorde a lo que le enseñaron, a ser digno.

11.- La capacidad de Eduardo, para producir en los marcos de las ciencias jurídicas, y su obrar con honradez y lealtad, es el resultado de una educación integral consumada en su práctica de vida.

12.- Comportarse con honestidad, no es una pose para Eduardo Núñez Vázquez, sino llevar a cabo los conocimientos adquiridos de la enseñanza transmitida para que le sirviera de guía en su conducta moral y social.

13.- En el accionar profesional de Eduardo, es fácil de ver lo que es hacer un trabajo apegado a normas y principios, algo que solo puede ser demostrado por quien cumple honrando preceptos éticos.

14.- Ser real y efectivamente honrado, no es cuestión de aparentarlo para confundir. Es conducirse como hombre o mujer de honor; manejarse igual bajo cualquier circunstancia y obrar tomando en cada ocasión el sentido de la responsabilidad.

15.- El ejercicio de la profesión tiene en Eduardo, el abogado que merece una sociedad integrada por ciudadanos y ciudadanas guiados por la confianza en su defensor.

16.- Tomando en cuenta el ambiente dominicano de hoy, ejercer la profesión de abogado con apego a lo que es correcto, es estar sometido a la amenaza por parte del malvado y el vituperio proveniente de quien envidia.

III.- Eduardo en mi Código de la Amistad

17.- Si me comportara indiferente ante lo que afecta a Eduardo, dejaría de ser yo, para convertirme en un hombre de poca o ninguna sustancia, sin alma.

18.- Reitero nuevamente: Si Eduardo Núñez Vásquez, por hacerle honor a la profesión que ha escogido, llega a ser víctima de maniobras odiosas de quienes no resisten las críticas responsables, de mi parte puedo decir que Eduardo tiene mi total respaldo, haciéndole honor a mi Código de la Amistad, que tres de sus artículos recogen las ideas indicadas a continuación:

a.- Mi conciencia me manda a honrar mis convicciones; obedecer bajo cualquier circunstancia con el amigo o la amiga; respetar lo que el momento me dice, si el cometido me impone quedar bien, acorde a lo que me he enclavado en el cerebro como combinación codificada de la amistad.

b.- La línea de conducta con los míos, en las relaciones de afectos con aquellos que están en la lista de amigas y amigos, no hay ocasión para disculpas, nada de justificaciones. Mis normas de lo que debo hacer con el amigo o la amiga, no me permiten procurarme explicaciones pueriles, ni el consabido penseque.

c.- Para mis amigas y amigos siempre estoy ahí, donde me necesitan. Listo para lo que les pueda ser útil, en las buenas y en las malas; presto para acercarme, estar juntos o, si es de su interés, alejarme, separarme por conveniencia suya. Creo ser, por momentos, un instrumento de lo que el amigo o la amiga necesita de mí. Lo que no hago es escabullirme, echar el cuerpo afuera; marcharme; escurrir el bulto en el momento que se necesita de mi presencia.

d.- Aquel que cuenta con mi amistad puede decir que nunca está solo, porque siempre estaré a su lado, espiritual o físicamente. No creo en dejar aislado, abandonado, desamparado a quien debo solidaridad, compañía o calor humano. En la dificultad del amigo debo hacer de facilitador, apoyarlo, sin buscarle tres patas al gato.

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